El
materialismo histórico es la doctrina del marxismo-leninismo sobre las leyes
que rigen la evolución de la Sociedad humana. El materialismo histórico es la
aplicación consecuente de los principios del materialismo dialéctico al estudio
de los fenómenos sociales. Antes de Marx imperaba en la ciencia la
interpretación idealista de la historia. La creación de la teoría del
materialismo histórico está vinculada al descubrimiento más grande hecho por
Marx en cuanto a la interpretación de la historia y de los sucesos históricos.
“Así como Darwin descubrió la ley de la evolución del mundo orgánico, Marx
descubrió la ley de la evolución de la historia humana; el hecho tan sencillo,
pero oculto hasta entonces bajo la maleza ideológica, de que el hombre
necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de
poder hacer política, ciencia, arte, religión, &c.; que por tanto la
producción de los medios materiales inmediatos de vida y, por consiguiente, la
correspondiente fase de la evolución económica de un pueblo o de una época son
la base sobre la que se han desarrollado las instituciones estatales, las
concepciones jurídicas, el arte y también las ideas religiosas de los hombres,
con arreglo a la que por tanto deben explicarse y no al revés, como hasta
entonces se había venido haciendo” (Engels). El materialismo histórico ve en el
desarrollo de los modos de producción de los bienes materiales necesarios para
la existencia de los hombres, la fuerza principal que determina toda su vida
social, condicionando también la transición de un régimen social a otro. Sin
producir bienes materiales no puede existir ninguna Sociedad. El hombre, con la
ayuda de los instrumentos de trabajo, de la técnica, en el proceso de
producción influye sobre la Naturaleza, obteniendo lo necesario para subsistir.
El progreso de la Sociedad depende del perfeccionamiento del proceso de
evolución de la producción material. La historia de la Sociedad humana comienza
desde el momento en que el hombre se eleva hasta el empleo de implementos,
convirtiéndose en “un animal que produce instrumentos”. El aumento del dominio
que el hombre ejerce sobre la Naturaleza halla su expresión en la evolución de
las fuerzas productivas de la Sociedad. Y con la evolución de éstas, cambia
también el otro aspecto necesario de la producción material: las relaciones de
los hombres en el proceso de la producción, las relaciones de producción;
cambia el régimen económico-social. El cambio de las formaciones
económico-sociales (ver) en la historia (el régimen de comunismo primitivo, el
régimen esclavista, el feudal, el burgués, el socialista) es, ante todo, la
substitución de unas relaciones de producción por otras más progresistas. Este
cambio es siempre la consecuencia, necesaria y sujeta a leyes, de la evolución
de las fuerzas productivas de la Sociedad. El afianzamiento de las nuevas
relaciones de producción suele tener lugar con el derrocamiento revolucionario
de las viejas relaciones de producción. Los méritos más grandes de la teoría
del materialismo histórico de Marx radican, por consiguiente, en haber puesto
ante todo, su atención en las condiciones objetivas de la producción material,
en las leyes económicas que rigen la vida de la Sociedad y que son el
fundamento de toda la actividad histórica de los hombres. Gracias a la teoría de
Marx, “el caos y la arbitrariedad que imperaban en las opiniones sobre la
historia y sobre la política dejaron el puesto a una teoría científica
asombrosamente compleja y armónica, que revela cómo de un sistema de vida
social, al crecer las fuerzas productivas, se desarrolla otro más alto, cómo de
la servidumbre de la gleba, por ejemplo, nace el capitalismo” (Lenin).
Descubrir en la producción material el verdadero fundamento de toda la vida y
de la evolución de la Sociedad, permitió comprender por vez primera el gran
papel creador que las masas populares y trabajadoras desempeñan en la historia.
La historia de la evolución social fue comprendida por primera vez como “la
historia de los propios productores de bienes materiales, la historia de las
masas trabajadoras, que son el factor fundamental del proceso de producción y
las que llevan a cabo la producción de los bienes materiales necesarios para la
existencia de la sociedad. Esto quiere decir que la ciencia histórica, si
pretende ser una verdadera ciencia, no debe seguir reduciendo la historia del
desarrollo social a los actos de los reyes y de los caudillos militares, a los
actos de los “conquistadores” y “avasalladores” de Estados, sino que debe
ocuparse, ante todo, de la historia de los productores de los bienes
materiales, de la historia de las masas trabajadoras, de la historia de los
pueblos” (Stalin). En dependencia del modo de producción existente, de la
existencia material de la Sociedad, se estructura también un determinado
carácter histórico de todo el régimen social, de las instituciones políticas,
la manera de pensar de los hombres, sus concepciones, ideas y teorías. La
existencia social determina la conciencia social. No es posible comprender
correctamente la esencia de las instituciones políticas, de las ideas y
teorías, si se pierde de vista la base material de su origen: la estructura
económica de la vida de la Sociedad. No se puede comprender por qué en una
época determinada nacen unas instituciones e ideas, y otras en distinta época,
si se toman como punto de partida las propias instituciones e ideas y no el
modo de producción. Por ejemplo, las formas del Estado explotador (el Estado
esclavista, feudal y capitalista) siempre dependieron de la división de la
sociedad en clases: esclavistas y esclavos, feudales y siervos, burgueses y
proletarios. También las formas de la conciencia social (las concepciones
políticas, la filosofía, la ciencia, la religión, &c.), dependen siempre,
en última instancia, de las relaciones de producción imperantes entre los
hombres, formas que cambian radicalmente al cambiar el modo de producción, al
cambiar el régimen económico. Al explicar el origen y la dependencia de las
instituciones políticas, ideas y teorías respecto del modo de producción, la
teoría del materialismo histórico no niega, ni mucho menos, la importancia de
las primeras en la vida de la Sociedad. Al contrario, el materialismo histórico
subraya su enorme papel social. Y con ello, difiere de raíz del materialismo
económico) (ver). Una vez surgidas, las instituciones e ideas políticas y
sociales se convierten en una fuerza que influye sobre las propias condiciones
que las habían engendrado. Actúan como fuerzas reaccionarias al servicio de los
sectores y clases atrasados de la Sociedad, frenan el desarrollo social; o
bien, sirviendo a las clases avanzadas y revolucionarias, impulsan ese
desarrollo. El materialismo y el historicismo consecuentes están íntima e
indisolublemente unidos en la teoría del materialismo histórico. Por eso,
precisamente, con el descubrimiento de la teoría del materialismo histórico, la
ciencia social se ha convertido por vez primera en la auténtica ciencia sobre
las leyes que rigen la evolución de la Sociedad humana.
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